Variable dura:
Comprende los costos que tiene el producto, es decir, cuánto cuesta fabricarlo, teniendo en cuenta el porcentaje de ganancia neto que debes obtener de él, que puede ser mínimo del 10% al 15%.
Variable subjetiva:
Refiere principalmente al valor que el cliente percibe.
En ese orden de ideas, el precio de un producto es lo que va a pagar un cliente o usuario para poder adquirirlo y el valor es todo aquello que el cliente percibe que adquiere a la hora de comprarlo. Dentro de este último se incluye la experiencia que el cliente recibe de parte de la empresa, incluyendo calidad, diseño y prestigio. Es por eso que, cuando el cliente percibe que el valor está por encima del precio o que ambos están en igualdad de condiciones, es altamente probable que se concrete la venta, mientras que, si el cliente siente que el precio está por encima del valor del producto, será poco probable que se venda.
Ahora bien, para poder calcular el precio del producto haz una lista de costos considerando aspectos como materia prima, embalaje, mano de obra (puedes determinarla, por ejemplo, de acuerdo a las horas dedicadas en la elaboración), envíos, otros (como impresiones, fotos o lo que se requiera de manera adicional). Una fórmula sencilla para calcularlo es:
Precio de venta = [(costo del artículo) ÷ (100 – porcentaje de marca)] x 100.
No olvides que también debes tener en cuenta los costos administrativos que pueden ser todos aquellos que no están vinculados directamente con tu actividad o producto en específico. Estos pueden estar representados en movilidad, logística (como agua y luz), recursos humanos, entre otros. Además, recuerda calcular el indicador financiero conocido como EBITDA ya que te permite hacerte una idea de lo que la empresa está ganando o perdiendo en su núcleo.
Por otro lado, es importante que te guíes por los precios que establece tu competencia y que consideres si quieres conseguir muchas ventas a un bajo precio, es decir, que tu producto o servicio sea muy asequible, o si, por el contrario, lo que deseas es que tu producto se incline más hacia lo ‘premium’. Así mismo, ten en cuenta si vas a vender al por mayor o no, ahí también influye la asignación del precio, ya que, no es lo mismo vender por unidad a vender por docena o cantidades más grandes.
Finalmente, reflexiona sobre lo que quieres conseguir y hasta dónde deseas llegar con tu producto o servicio, ya que, si no asignas de forma correcta el precio del mismo, vas a proyectar pérdidas y tendrás muchos números rojos. ¡Pilas! No regales tu trabajo, ni la experiencia, ni la mano de obra de tu negocio.
